lunes, 13 de abril de 2015

Psicología de la imagen

Cuando decimos “espacio de representación”, tal vez alguien piense en una suerte de “continente” en cuyo interior se dan determinados “contenidos” de conciencia. Si, además, cree que esos “contenidos” son las imágenes y que éstas operan como meras copias de la percepción, tendremos que sortear algunas dificultades antes de ponernos de acuerdo. En efecto, quien así piensa, se ubica en la perspectiva de una psicología ingenua tributaria de las ciencias naturales, que parte sin discusión de una visión orientada al estudio de los fenómenos psíquicos en términos de materialidad.

domingo, 12 de abril de 2015

Una de las más bellas historias que he leído. Basada en la mitología hindú, Roberto Calasso la narra en su libro "Ka"

Nunca pasaba nada en la ciudad de Himavat. De tanto en tanto algún rsi se detenía por allí, sólo para reiniciar ensegui­da la marcha. Nada de guerras, nada de conspiraciones. Hasta la pulcritud de las calles era extraordinaria. En las paredes exter­nas de los palacios había pinturas con papagayos, grullas y cis­nes. Por doquier el murmullo del agua de las fuentes y los cana­les. La ciudad se recostaba sobre un altiplano del Himalaya como una manta acolchada. Los dioses la escrutaban desde siempre con codicia. Sabían que en su seno, más allá de los al­macenes colmados de especias, bajo una cobertura de rocas ya­cía el más vasto depósito de piedras preciosas del universo: el corazón de la montaña. Un halo de aquella luz cegadora y oculta parecía emanar hasta la superficie, como un trasfondo suave que se fundía con los perfiles afilados del paisaje, aquellos perfi­les indiferentes al progresivo deterioro de todas las cosas. Parvati que había crecido allí, no conocía otra cosa en el mundo: aquella naturaleza demasiado diáfana, demasiado nítida, casi metálica, había sido para ella la naturaleza, la única naturaleza.